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Disculpas y réplicas

 

Disculpas y réplicas

por R. L. Morrison

Como quien dijo: "No es raro encontrar a un hombre sin dinero en el bolsillo, o sin tabaco si suele usarlo, pero sí es raro encontrarlo sin disculpa." A lo mejor es la verdad. El hacer disculpas es tan viejo como la raza humana. Las excusas por no obedecer a Dios ni le ayudaron a Adán, ni nos ayudan a nosotros hoy en día. Aunque generalmente reconocemos eso, ofrecemos disculpas por nuestras acciones (o falta de acción) para justificarnos. Pero una disculpa jamás es una razón--no son la misma cosa. Mientras que una razón puede justificar una falla, una disculpa nunca lo hace.

En la religión, las disculpas son numerosas y deben de ser reconocidas por lo que son. Antes de examinar algunas disculpas que la gente hace, debemos considerar primero algunas cosas que la Biblia enseña sobre el hombre y Dios. El hombre fue hecho en la imagen de Dios. Dios es eterno; es espíritu. Dios es justo y quiere que el hombre también lo sea. Pero los hombres pecan, así que Dios proveyó el medio para escapar las consecuencias del pecado: Jesucristo. Para ser como Dios exige, hay que creer en Dios y en Cristo, y luego obedecer los mandamientos del evangelio de Cristo. Esta obediencia resulta en el perdón de los pecados y la comunión con Dios y con Cristo. No es difícil entender lo que Dios nos exige para ser salvo y lo que Dios ofrece a los que le obedecen y confían en Él. Tampoco es difícil entender el resultado si uno rechaza a Cristo y el evangelio. Pablo lo expresó así: "Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro" (Rom 6:23).

Ahora considere algunas disculpas que la gente hace por no obedecer el evangelio, así rechazando a Cristo.

1. "No puedo entender la Biblia." No es necesario entender todo de ella. Nadie puede. Pero, parte de ella es tan sencilla que los niños la entienden. Hay que entender la distinción entre los dos testamentos. Con muy poca lectura, uno aprende que Dios nos habla hoy en día por Jesucristo (Heb 1:1-2). El Hijo, Cristo, reveló la voluntad de Dios a través de los apóstoles, siendo ellos dirigidos por el Espíritu Santo (1 Cor 2:12-13). Este evangelio es el poder de Dios para salvar a los pecadores (Rom 1:16). Pablo dijo que al leerlo, sí se puede entender lo necesario (Ef 3:3-4). No es difícil entender las palabras de Jesús: "Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado" (Mar 16:15-16). Cuando los apóstoles predicaron el evangelio, los oyentes lo creyeron y les fue dicho que se arrepintieran y que fueran bautizados para el perdón de los pecados. Los que obedecieron fueron salvos. Sabían lo suficiente para responder y obedecer la invitación del evangelio. ¡Uno puede hacer lo mismo hoy en día!

2. "Mi intención es ser cristiano algún día, pero ahora no." Cierto maestro dijo a sus alumnos una vez, "Vuélvanse a Dios el día antes de morir." Los estudiantes preguntaron, "¿Cómo puede uno saber el día de su muerte?" El maestro replicó, "Ya que uno no sabe el día de su muerte, vuélvanse hoy a Dios." Es buen consejo. Y Dios dice, "...He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación" (2 Cor 6:2). El presente es todo lo que Ud. tiene; tal vez mañana no venga. Esta disculpa le quita el tiempo que Ud. pudo haber usado para servir a Dios, y en realidad equivale a la desobediencia y el rechazar a Dios y su misericordia.

3. "Hay que renunciar muchas cosas para ser cristiano." Quizás Ud. debe apreciar las cosas en su justo valor. Ud. renunció más al pecar, así separándose de Dios. Renunció a Dios, a Cristo, la vida espiritual, y toda esperanza y promesa de la vida eterna. Es verdad que para ser cristiano hay que dejar algunas prácticas en la vida. Pero esas cosas se destruyen con el uso. Pertenecen al tiempo finito. Al empezar a servir a Dios, uno cambia esas cosas por todo lo que Dios provee y promete a los que le aman y le obedecen. No hay nada provechoso para la vida espiritual y la relación con Dios que uno tenga que dejar para ser cristiano.

4. "Ya soy tan bueno (o mejor, quizás) que algunos en la iglesia." Depende de lo que se usa para el criterio en esta comparación. En verdad, Ud. puede ser una persona "buena" y "recta". Y a lo mejor conoce a algunos cristianos que han hecho errores. Nadie es perfecto. Pero si él ha sido perdonado de sus pecados, y Ud. no, no tienen la misma relación con Dios. Todos seremos juzgados en el día del Señor. El criterio es la palabra de Dios (Juan 12:48), no la vida de alguien que se esfuerza pero comete errores.

5. "No soy suficiente bueno para ser cristiano." Cristo vino a salvar a los pecadores (Luc 19:10). Ud. ha pecado (todos somos pecadores--Rom 3:23), pero puede ser salvo si obedece el evangelio de Cristo. Fue diseñado para ayudarle a mejorar su manera de vivir. No fue escrito para gente perfecta, sino para los que reconocen que son pecadores.

6. "Hay muchas iglesias. No sé cuál sea la correcta." Es verdad que hay muchas, pero hay un solo Dios, un Señor, y una Biblia. La Biblia es el poder de Dios para salvar a los pecadores. Descubra todo lo que el Nuevo Testamento le instruye, y hágalo. Al obedecer de corazón a aquella forma de doctrina que los apóstoles entregaron, Ud. será libertado del pecado y será siervo de Dios y de la justicia (Rom 6:17-18). Jamás se puede armonizar todas las doctrinas que todas las iglesias enseñan. Ellas son del hombre. Se contradicen y sirven para confundir. Pero la Palabra de Dios no es así. Cuando Ud. haya aprendido y creído la verdad, haya arrepentido de sus pecados, haya confesado su fe en Cristo, y haya sido bautizado para perdón de sus pecados, el Señor le añadirá a la iglesia (lea Hechos 2).

7. Algunos se disculpan así: "Trabajo bien duro seis días de la semana para ganarme la vida. Necesito descansar el domingo." O sea, "Me gusta pescar. Toda la semana trabajo, y el domingo es el único día que tengo para reposar y para divertirme. No puedo hacer esas cosas si voy a la iglesia. Cuando me jubile, tendré el tiempo para hacer lo que quiero hacer y entonces lo voy a considerar." Muchos son los que así procuran disculparse y justificarse. Pero muchos de ellos nunca llegan a aquel momento que están esperando. La muerte los puede quitar antes de aquel día. O puede ser que se enfríen y se hagan indiferentes, tanto que el evangelio ya no tenga atractivo para ellos. Hay muchos en esa condición hoy en día. Escuche al Nuevo Testamento: "He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación" (2 Cor 6:2). El momento en que estamos es el único que tenemos. Ayer se ha ido a la eternidad para jamás volver. Mañana es una promesa, pero algunos que hoy viven no verán la mañana. Algún día Ud. será contado entre ellos. Será muy tarde para cambiar su destino eterno. ¿Por qué no reconocer lo inútil que es esa disculpa y abandonarla mientras que puede?

8. Hay entonces quienes dicen, "La iglesia siempre solicita dinero. No creo que esté bien. En cada reunión se recoge una ofrenda. Parece que nunca se sacian de pedir dinero." Esto describe muchas iglesias. No solamente solicitan a sus miembros, sino que utilizan otros medios para aumentar sus fondos. Esto, sin embargo, no describe la iglesia del Nuevo Testamento. El primer día de la semana, los cristianos "ponen aparte algo según hayan prosperado". No pagan el "diezmo". Ofrendan de buena gana según lo que hayan ganado o recibido. El individuo determina la cantidad (1 Cor 16:1-2). Esto es parte del culto del cristiano el primer día de la semana. NO le es una carga, y si uno sabe la verdad en cuanto a la colecta, obedece felizmente. No trate Ud. de disculparse en este punto.

9. Algunos dicen, "Mi madre no obedeció el Evangelio. Fue muy buena persona. Si ella fue perdida, no quiero ser salvo yo." En Lucas 16, Jesús habló de un rico que al morir se encontró en el Hades. Vio de lejos a Abraham, y le rogó que enviara a alguien que testificara a sus cinco hermanos "a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento". Sabía en dónde estaba. No quería que sus hermanos fueran allí también. Si es que Ud. tiene seres queridos que están perdidos, tenga por seguro que no quieren que Ud. vaya allí también.

Las disculpas no salvan. Impiden la salvación ya que el pecador se justifica en su propia mente por ellas. Ud. es el responsable a Dios por sus propios hechos y su manera de vivir. Si Ud. acepta o rechaza el evangelio--eso va a determinar su destino eterno. ¡Obedezca el evangelio y ocúpese en su salvación con temor y temblor, confiando en Dios y en sus promesas!

¿Está listo Ud.?